El hombre desde hace siglos, se ha visto regido, o mejor dicho manejado, por un Estado o un gobierno colectivista como bien lo llama Rimli, en donde al hombre no le ha que dado más que la desdicha de vivir en un mundo donde rige el miedo a desaparecer, y no de una manera fisca, sino desde mi punto de vista de la manera más cruel que se puede pensar, de una manera intelectual, por así llamarlo; el hombre tiene miedo de perder la racionalidad, la libertad de expresión, el poder de crítica; el hombre creo yo sé a convertido en un guiñapo del Estado, controlado y manejado, sino solo por el poder.
El hombre a sido engañado por el Estado, como lo dice Rimli, por la idea de ser personas que vivimos en un mundo con una infinidad de progresos, en donde lo único importante es rendirle culto a lo material, convirtiendo la vida humana en una lucha de poderes, en donde solo el que tenga más y rinda mas, será el vencedor; dejando a un lado a ese hombre espiritual, creyente de Dios, sea cual sea nuestro Dios, pero creyentes al fin.
Todo eso se ha visto opaco por una materialidad, que desde mi punto de vista es insignificante, creo que lo importante es ser y luchar por ser, hombres éticos, morales y espirituales; hombres que vivamos por tratar de ser mejores cada día y no solo luchar por tener más poder, más dinero, mas de todo.
Como lo menciona Rimli, desgraciadamente el hombre se ha envuelto en un mundo lleno de mentiras “…y todavía ha caído más bajo, hasta llegar a la tortura infligida científicamente a un enemigo a quien de antemano se ha esforzado en envilecer”.
Creo que debemos dejar de ser esas personas inhumanas, individualistas y materialistas, en los que nos hemos convertido, y tratar de buscar un bien común, tenemos que ser como se menciona en el texto de Rimli, personas unidas, un solo mundo, humanista, espiritual y universal, creyente y respetuoso.
Creo que debemos exigirnos tratar de ser mejores, personas con valores, personas que busquemos el bien común, amorosos y humanos.
“El secreto de la liberación humana y de la salvación de la civilización reside en una conversión espiritual; la paz, la tranquilidad del orden, surgirán de ella como el fruto sal de la flor”. (Rimli)
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