Casi todos hemos escuchado hablar de Sigmund Freud, gran Psicoanalista que se hizo famoso por estudias las conductas sexuales de los humanos y porque es el primero que nos muestra, que el ser humano tiene una conciencia y un subconsciente, el cual rige, por así llamarlo, nuestras decisiones y pensamientos, ya sean buenos o malos.
Pero no solo su estudio no solo se quedo en las conductas consientes o subconscientes, sexuales o reprimidas de los seres humanos, también tuvo una gran intervención, con escritos, acerca de la primera guerra mundial, la cual vivió muy de cerca y en la cual también se vio afectado, ya que Hitler en 1933, los primeros libros que mandara quemar, serian los llamados “camisas pardas” los cuales eran de su autoría.
Y aunque para él nunca fue sorpresa todo lo que se estaba viviendo con la primera guerra, sin duda alguna también le dolió.
La primera guerra mundial, era vista por Freud como una psicosis de masa. Y es a principios del año 1915, cuando este Psicoanalista, saca un artículo llamado “Reflexiones sobre estos tiempos sobre la guerra y la muerte”, el cual hasta ahora pone a todos a hacer una reflexión importante acerca de lo que son las guerras y como aun en nuestros tiempos existe, algo que desde mi punto de vista es tan deshumanizador y tan salvaje.
Sin duda alguna esta articulo de Freud muestra sin necesidad, de fotografiarlo, como se vivió esa terrible guerra, describiendo toda esa crueldad y brutalidad con la que un Estado o nación o individuos, emitía sobre otros, sobre los inocentes. El conto lo que pocos se atrevían decir como violaban en grupo a jóvenes y luego las mataban, sobre cómo ensartaban sus bayonetas a mujeres embarazadas, sobre cómo disparaban a los prisioneros para herirles y ver cómo sufrían sólo por diversión, o sobre cómo torturaban a niños y animales porque les gustaba oírles gritar y como esas historias otras ya aun más terribles; por que sin duda alguna eso es lo único que dejan la guerra, muertes, violaciones físicas, morales, de derechos etc.
Freud decía que psicológicamente, el hombre civilizado había vivido por encima de sus posibilidades, pues existe un yo más profundo, una especie de salvaje primitivo, dentro de todos nosotros que ansía librarse de los límites que pone la civilización.
Después de este primer ensayo que es cruel pero que mostraba una brutal realidad, escribe un ensayo, en donde decía “la gente, en lo más profundo, no es demasiado buena. El elemento de verdad tras todo esto y lo que la gente está tan predispuesta a negar es que los hombres no son criaturas amables que quieren ser amadas y que como máximo se defienden si son atacadas. Son, por el contrario, criaturas cuyo acervo instintivo debe reconocerse una buena dosis de agresividad.”
Finalmente y tras las muertes que había provocado la Primera Guerra Mundial, Freud hace una reflexión, la cual citare:
“En tiempos de paz, la muerte se puede mantener a una distancia segura. Uno la puede negar o, al menos, evitar mencionarla o pensar en ella. En la guerra, esa negación deviene imposible. La muerte se entrometen en la vida de cualquiera de la forma más irritante e indecorosa. Pero eso no es algo malo, pues en lo más profundo de nuestros subconscientes primitivos, somos muy conscientes de la muerte, incluso aunque superficialmente la neguemos. Deseamos la muerte de nuestros enemigos, somos ambivalentes sobre la muerte de nuestros seres queridos y tememos nuestra propia muerte, en la que al mismo tiempo no creemos de verdad. Si estás dispuesto a vivir, prepárate a morir.”
Freud nos muestra ese lado Psicológico que sin duda pocos, muy pocos han hablado acerca de esta guerra y de todas las que han surgido a partir de esta, dejándonos pensando y reflexionando, sobre esa parte Psicológica en la que pocos pensamos y que sin duda alguna deja daños de por vida.
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